7 Él vino como testigo para hablar acerca de la luz, a fin de que todos pudieran creer por medio de él.
8 Él mismo no era la luz, sino que vino a testificar de la luz.
9 La luz verdadera estaba por venir al mundo para dar luz a todos.
10 Él estuvo en el mundo, y aunque el mundo fue hecho por medio de él, el mundo no supo quién era él.
11 Él vino a su pueblo, pero ellos no lo aceptaron.
12 Pero a aquellos que lo aceptaron, a quienes creyeron en él, les dio el derecho de convertirse en hijos de Dios.
13 Estos son los hijos que no nacieron de forma habitual, o como resultado de los deseos o de la voluntad humana, sino nacidos de Dios.
14 La Palabra se volvió humana y vivió entre nosotros, y nosotros vimos su gloria, la gloria del único hijo del Padre, lleno de gracia y verdad.
15 Juan dio su testimonio acerca de él, exclamando al pueblo: “Este es del cual yo les hablaba cuando les dije: ‘El que viene después de mi es más importante que yo, porque antes de que yo viviera, ya él existía.’”
16 Nosotros todos hemos sido receptores de su generosidad, de un don gratuito tras otro.
17 La ley fue dada por medio de Moisés; pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.