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Hechos 9:1-32 in Spanish

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Hechos 9:1-32 in La Biblia en Español Sencillo

1 Pero Saúl, aún con deseo de matar a los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote,
2 y le pidió cartas a las sinagogas de Damasco, de modo que si allí había, hombres o mujeres, de este Camino podría llevarlos como prisioneros a Jerusalén.
3 Y mientras él viajaba, se acercó a Damasco; y de repente vio una luz del cielo que brillaba a su alrededor;
4 Y le rodeó una luz resplandeciente del cielo y él cayó al suelo, y una voz le dijo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 Y él dijo: temblando y temeroso ¿Quién eres tú, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús, a quien estás atacando:
6 Pero levántate, y entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer.
7 Y los hombres que estaban con él no pudieron decir nada; escuchando la voz, pero sin ver a nadie.
8 Y Saúl se levantó, y cuando sus ojos se abrieron, no vio nada; y fue guiado por la mano a Damasco.
9 Y durante tres días no pudo ver, y no tomó comida ni bebida.
10 Y había un discípulo en Damasco llamado Ananías; y el Señor le dijo en visión, ¡Ananías! y él dijo: Aquí estoy, Señor.
11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en la casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque él está en oración;
12 Y vio en visión a un hombre llamado Ananías que entraba y le ponía las manos encima, para que él pudiera ver.
13 Pero Ananías dijo: Señor, he tenido relatos de varias personas acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos en Jerusalén.
14 Y aquí tiene la autoridad de los principales sacerdotes para hacer prisioneros a todos los que dan culto a tu nombre.
15 Pero el Señor dijo: ve, no temas; porque él es instrumento escogido para mí, para dar a los gentiles, a los reyes, a los hijos de Israel el conocimiento de mi nombre;
16 porque yo le mostraré todo lo que tiene que padecer por mi nombre.
17 Y saliendo Ananías, vino a la casa y, poniéndole las manos encima, le dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, a quien viste en tu viaje, me envió para que veas, y estar lleno del Espíritu Santo.
18 Y enseguida pareció como si le quitaran un velo de los ojos, y él pudo ver; y él se levantó y tuvo el bautismo;
19 Y cuando hubo tomado comida, su fuerza regresó. Y por algunos días se quedó con los discípulos que estaban en Damasco.
20 Y enseguida, en las sinagogas, estaba predicando a Jesús como el Hijo de Dios.
21 Y todos los que lo oían se llenaron de asombro, y dijeron: ¿No es éste el hombre que en Jerusalén estaba atacando a todos los adoradores de este nombre? y él había venido aquí para que los tomara como prisioneros ante los principales sacerdotes.
22 Pero Saúl siguió aumentando su poder, y los judíos en Damasco no pudieron dar respuesta a los argumentos mediante los cuales dejó en claro que Jesús era el Cristo.
23 Luego, después de algunos días, los judíos hicieron un acuerdo juntos para matarlo:
24 Pero Saúl conoció sus planes. Y cuidaban día y noche las puertas de la ciudad, para que lo mataran:
25 Pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo dejaron caer de la pared en una canasta.
26 Y cuando vino a Jerusalén, hizo un intento de unirse a los discípulos, pero todos le temían, no lo tomaban por discípulo.
27 Pero Bernabé lo llevó a los Apóstoles y les contó cómo había visto al Señor en el camino, y había escuchado sus palabras, y cómo en Damasco había estado predicando en el nombre de Jesús sin temor.
28 Y él estaba con ellos, yendo y viniendo a Jerusalén,
29 Predicando en el nombre del Señor sin temor; y él tuvo discusiones con los judíos griegos; pero éstos procuraban matarlo.
30 Y cuando los hermanos lo supieron, lo llevaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
31 Y así la iglesia a través de toda Judea y Galilea y Samaria tuvo paz y se hizo fuerte; y, viviendo en el temor del Señor y en la comodidad del Espíritu Santo, se incrementó enormemente.
32 Y sucedió que mientras Pedro atravesaba todas las partes del país, vino a ver a los santos que vivían en Lida.
Hechos 9 in La Biblia en Español Sencillo

Hechos 9:1-32 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

1 Y SAULO, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al príncipe de los sacerdotes,
2 Y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas, para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta, los trajese presos á Jerusalem.
3 Y yendo por el camino, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo;
4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús á quien tú persigues: dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer.
7 Y los hombres que iban con Saulo, se pararon atónitos, oyendo á la verdad la voz, mas no viendo á nadie.
8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía á nadie: así que, llevándole por la mano, metiéronle en Damasco;
9 Donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió.
10 Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.
11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve á la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas á uno llamado Saulo, de Tarso: porque he aquí, él ora;
12 Y ha visto en visión un varón llamado Ananías, que entra y le pone la mano encima, para que reciba la vista.
13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído á muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem:
14 Y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes de prender á todos los que invocan tu nombre.
15 Y le dijo el Señor: Ve: porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel:
16 Porque yo le mostraré cuánto le sea menester que padezca por mi nombre.
17 Ananías entonces fué, y entró en la casa, y poniéndole las manos encima, dijo: Saulo hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno de Espíritu Santo.
18 Y luego le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al punto la vista: y levantándose, fué bautizado.
19 Y como comió, fué confortado. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.
20 Y luego en las sinagogas predicaba á Cristo, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalem á los que invocaban este nombre, y á eso vino acá, para llevarlos presos á los príncipes de los sacerdotes?
22 Empero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía á los Judíos que moraban en Damasco, afirmando que éste es el Cristo.
23 Y como pasaron muchos días, los Judíos hicieron entre sí consejo de matarle;
24 Mas las asechanzas de ellos fueron entendidas de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle.
25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro en una espuerta.
26 Y como vino á Jerusalem, tentaba de juntarse con los discípulos; mas todos tenían miedo de él, no creyendo que era discípulo.
27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo á los apóstoles, y contóles cómo había visto al Señor en el camino, y que le había hablado, y cómo en Damasco había hablado confiadamente en el nombre de Jesús.
28 Y entraba y salía con ellos en Jerusalem;
29 Y hablaba confiadamente en el nombre del Señor: y disputaba con los Griegos; mas ellos procuraban matarle.
30 Lo cual, como los hermanos entendieron, le acompañaron hasta Cesarea, y le enviaron á Tarso.
31 Las iglesias entonces tenían paz por toda Judea y Galilea y Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del Señor; y con consuelo del Espíritu Santo eran multiplicadas.
32 Y aconteció que Pedro, andándolos á todos, vino también á los santos que habitaban en Lydda.
Hechos 9 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

Hechos 9:1-32 in Versión Biblia Libre

1 Pero mientras tanto, Saulo estaba enviando amenazas violentas contra los discípulos del Señor, deseoso de matarlos. Así que fue donde el sumo sacerdote
2 y solicitó cartas de autorización para ir a las sinagogas de Damasco, y para tener permiso de arrestar a todos los creyentes que encontrara en El Camino, hombres o mujeres, y traerlos de regreso a Jerusalén como prisioneros.
3 Pero cuando Saulo se aproximaba a Damasco, de repente fue rodeado por una luz brillante que descendía del cielo.
4 Entonces Saulo cayó al suelo, y escuchó una voz que decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
5 “¿Quién eres, Señor?” preguntó Saulo. “Yo soy Jesús, al que persigues,” le respondió.
6 “Levántate, ve a la ciudad y allí se te dirá lo que debes hacer.”
7 Y los hombres que iban de viaje con Saulo estaban sin palabras. Habían oído la voz que hablaba, pero no vieron a nadie.
8 Entonces Saulo se puso en pie, y cuando abrió sus ojos no podía ver. Entonces sus compañeros de viaje lo tomaron de la mano y lo llevaron hasta Damasco.
9 Durante tres días Saulo no pudo ver, y no comió y bebió nada.
10 En Damasco vivía un seguidor de Jesús. Su nombre era Ananías, y el Señor le habló en una visión. “¡Ananías!” llamó el Señor. “Estoy aquí, Señor,” respondió Ananías.
11 “Levántate y ve a la Calle Derecha,” le dijo el Señor. “Pregunta en la casa de Judas por un hombre llamado Saulo de Tarso. Él está orando.
12 Ha visto en visión a un hombre llamado Ananías que llega y pone sus manos sobre él para que recobre su vista.”
13 “Pero Señor,” respondió Ananías, “He oído muchas cosas acerca de este hombre, y sobre todas las cosas malas que hizo a los creyentes de Jerusalén.
14 Los jefes de los sacerdotes le han dado poder para arrestar a todos los que te adoran y te siguen.”
15 Pero el Señor le dijo: “Ve, porque él es la persona a la cual he escogido para llevar mi nombre a los extranjeros y reyes, así como a Israel.
16 Yo le mostraré que él tendrá que sufrir por causa de mi nombre.”
17 Entonces Ananías salió y fue a la casa que el Señor le mostró. Y puso sus manos sobre Saulo. “Hermano Saulo,” le dijo, “El Señor Jesús, quien se apareció delante de ti en el camino cuando viajabas hacia acá, me ha enviado para que recobres tu vista y seas lleno del Espíritu Santo.”
18 De inmediato, de sus ojos cayeron como escamas, y su vista fue restaurada. Entonces se levantó y fue bautizado.
19 También comió y se sintió más fuerte. Y Saulo pasó varios días con los discípulos en Damasco.
20 Entonces comenzó de inmediato a predicar en las sinagogas, diciendo: “Jesús es el Hijo de Dios.”
21 Y todos los que lo oían predicar estaban asombrados, y preguntaban: “¿Acaso no es este el hombre que causó tantos problemas a los creyentes de Jesús en Jerusalén? ¿Acaso no vino aquí para arrestar y llevar encadenados a los creyentes ante los jefes de los sacerdotes?”
22 Y Saulo crecía cada vez más, así como su fe, demostrando de manera muy convincente que Jesús era el Mesías, tanto que los habitantes de Damasco no podían refutar lo que decía.
23 Tiempo después, los judíos conspiraron para matarlo,
24 pero Saulo se enteró de sus intenciones. De día y de noche esperaban en las puertas de la ciudad, buscando una oportunidad para matarlo.
25 Así que durante la noche sus seguidores lo tomaron y lo hicieron descender en una canasta, desde una abertura del muro de la ciudad.
26 Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trató de encontrar a los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no estaban convencidos de que él realmente fuera discípulo.
27 Sin embargo, Bernabé lo llevó donde estaban los apóstoles, y les explicó cómo Saulo había visto al Señor durante el camino y cómo el Señor le había hablado. Bernabé también explicó cómo Saulo había hablado con vehemencia en nombre del Señor en Damasco.
28 Saulo se quedó con los apóstoles y los acompañó hasta Jerusalén,
29 predicando abiertamente en nombre del Señor. Y Saulo hablaba y debatía con los judíos de habla griega, pero ellos trataron de matarlo.
30 Pero cuando los hermanos supieron acerca de esto, lo llevaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
31 Durante este tiempo, toda la iglesia en Judea, Galilea y Samaria estuvo en tranquilidad. Y la iglesia se fortalecía y aumentaba en número a medida que los creyentes vivían en reverencia para con el Señor, animados por el Espíritu Santo.
32 Pedro andaba de viaje y fue a visitar a los creyentes que vivían en Lida.
Hechos 9 in Versión Biblia Libre