36 Este los sacó, habiendo hecho maravillas y señales en Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto, por cuarenta años.
37 Este es el mismo Moisés, que dijo a los hijos de Israel: Dios te dará un profeta de entre tus hermanos, como yo;
38 Este es el hombre que estaba en la asamblea en el desierto, con el ángel que le hablaba en el Sinaí, y con nuestros padres; y a él se le dieron las palabras vivas de Dios, para que él las pasara a nosotros.
39 Pero nuestros padres no obedecieron; pero lo rechazaron, volviendo su corazón a Egipto,
40 y diciendo a Aarón: Haznos dioses para ir delante de nosotros; en cuanto a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no tenemos idea de que haya pasado él.
41 E hicieron la imagen de un becerro en aquellos días, y le hicieron una ofrenda, y se regocijaron en la obra de sus manos.
42 Pero Dios se apartó de ellos y rindieron culto a las estrellas del cielo, como está escrito en el libro de los profetas: “Me hiciste ofrendas de ovejas y bueyes durante cuarenta años en el desierto, oh casa de Israel?
43 Si, levantaste tienda a Moloc y la estrella del dios Refán, imágenes que tú hiciste para adorarlos; y te llevaré lejos, aún más lejos de Babilonia.
44 Nuestros padres tenían la Tienda del testimonio en el desierto, como Dios le ordenó a Moisés que la hiciera según el diseño que había visto.
45 Nuestros padres recibieron esta tienda como herencia, y los que vinieron con Josué, la trajeron consigo cuando conquistaron la tierra de los otros pueblos, a los que Dios expulsó delante de nuestros padres, hasta el tiempo de David,
46 el rey David agradó a Dios; y él tenía el deseo de hacer una tienda santa para el Dios de Jacob.