Text copied!
Bibles in Spanish

Hechos 4:9-37 in Spanish

Help us?

Hechos 4:9-37 in La Biblia en Español Sencillo

9 Si hoy se nos pregunta por un beneficio hecho a un hombre que estaba enfermo, para saber de qué manera ha sido sanado,
10 Toman nota, todos ustedes, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien crucificaron, a quien Dios resucitó de los muertos, incluso a través de él, está este hombre ahora delante de ustedes completamente sano.
11 Este Jesús es la piedra rechazada por ustedes, los constructores, pero que se ha convertido en la principal piedra del edificio.
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, por el cual podamos tener salvación.
13 Cuando vieron que Pedro y Juan no tenían miedo, aunque no tenían educación ni conocimientos, se sorprendieron grandemente; y ellos tomaron nota de ellos que habían estado con Jesús.
14 Y, viendo que el hombre que había sido sanado estaba allí con ellos, no pudieron decir nada en contra de ellos.
15 Pero cuando les dieron orden de salir del Sanedrín, tuvieron una discusión entre ellos,
16 Diciendo: ¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Ciertamente, para todos los que viven en Jerusalén es claro que han hecho un milagro muy importante, y no es posible decir que no es así.
17 Pero para que no vaya más lejos entre la gente, vamos amenazarlos, para que no sigan hablando del nombre de Jesús a hombre alguno.
18 Y los enviaron a buscarlos, y les ordenaron que no hicieran declaraciones ni dieran enseñanzas en el nombre de Jesús.
19 Pero Pedro y Juan, en respuesta, les dijeron” Juzguen ustedes si es correcto a los ojos de Dios obedecerlos a ustedes antes que a Dios”.
20 Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
21 Las autoridades los amenazaron pero los dejaron ir, no hallando ningún modo de castigarlos por causa de la gente; porque todos los hombres estaban alabando a Dios por lo que había sucedido.
22 Porque el hombre en quien se hizo este milagro de sanidad tenía más de cuarenta años.
23 Y cuando fueron liberados, volvieron a sus amigos, y dieron cuenta de todas las cosas que les habían dicho los principales sacerdotes y las autoridades.
24 Y oyéndolo, todos ellos con una sola voz, oraron a Dios, y dijeron: Oh Señor, hacedor del cielo y de la tierra, y del mar, y de todas las cosas en ellos.
25 ¿Quién dijo, por el Espíritu Santo, por la boca de nuestro padre David tu siervo, ¿Por qué se amotinan las gentes, y por qué los pensamientos del pueblo son vanos?
26 Los reyes de la tierra se alzaron, los gobernantes se unieron, contra el Señor y contra su Cristo:
27 Porque, verdaderamente, en esta ciudad se unieron, contra tu santo siervo, Jesús, a quien ungiste, como Cristo, Herodes, y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,
28 Para hacer lo que se había fijado antes por tu mano y tu propósito, ya habías dispuesto que tenía que suceder.
29 Y ahora, Señor, toma nota de sus amenazas, y da poder a tus siervos para ser predicadores de tu palabra sin temor,
30 Mientras tu mano se extiende para hacer obras de sanidad; para que se hagan señales y maravillas por el nombre de tu santo hijo Jesús.
31 Y cuando su oración terminó, el lugar donde estaban se conmovió violentamente, y todos se llenaron del Espíritu Santo, predicando la palabra de Dios sin temor.
32 Y todos los que eran de la fe eran uno en corazón y en alma; y ninguno de ellos dijo que ninguna de las cosas que tenía era solo su propiedad; pero tenían todas las cosas en común.
33 Y con gran poder, los Apóstoles dieron testimonio de la resurrección del Señor Jesús; y la gracia estaba en todos ellos.
34 Y ninguno entre ellos estaba en necesidad; porque todos los que tenían tierras o casas, las vendían, y él dinero,
35 Lo pusieron a los pies de los Apóstoles para distribuirlo a todos según lo hubiesen necesitado.
36 Entonces José, que fue dado por los Apóstoles con el nombre de Bernabé (cuyo sentido es, Hijo de consuelo), un levita y un hombre de Chipre por nacimiento,
37 Teniendo un campo, obtuvo dinero para él y puso el dinero en los pies de los apóstoles.
Hechos 4 in La Biblia en Español Sencillo

Hechos 4:9-37 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

9 Pues que somos hoy demandados acerca del beneficio hecho á un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
10 Sea notorio á todos vosotros, y á todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
11 Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo.
12 Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos.
13 Entonces viendo la constancia de Pedro y de Juan, sabido que eran hombres sin letras é ignorantes, se maravillaban; y les conocían que habían estado con Jesús.
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.
15 Mas les mandaron que se saliesen fuera del concilio; y conferían entre sí,
16 Diciendo: ¿Qué hemos de hacer á estos hombres? porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria á todos los que moran en Jerusalem, y no lo podemos negar.
17 Todavía, porque no se divulgue más por el pueblo, amenacémoslos que no hablen de aquí adelante á hombre alguno en este nombre.
18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
19 Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes á vosotros que á Dios:
20 Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
21 Ellos entonces los despacharon amenazándolos, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo; porque todos glorificaban á Dios de lo que había sido hecho.
22 Porque el hombre en quien había sido hecho este milagro de sanidad, era de más de cuarenta años.
23 Y sueltos, vinieron á los suyos, y contaron todo lo que los príncipes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz á Dios, y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, la mar, y todo lo que en ellos hay;
25 Que por boca de David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué han bramado las gentes, y los pueblos han pensado cosas vanas?
26 Asistieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo.
27 Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y los pueblos de Israel,
28 Para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho.
29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da á tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;
30 Que extiendas tu mano á que sanidades, y milagros, y prodigios sean hechos por el nombre de tu santo Hijo Jesús.
31 Y como hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza.
32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma: y ninguno decía ser suyo algo de lo que poseía; mas todas las cosas les eran comunes.
33 Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo; y gran gracia era en todos ellos.
34 Que ningún necesitado había entre ellos: porque todos los que poseían heredades ó casas, vendiéndolas, traían el precio de lo vendido,
35 Y lo ponían á los pies de los apóstoles; y era repartido á cada uno según que había menester.
36 Entonces José, que fué llamado de los apóstoles por sobrenombre, Bernabé, (que es interpretado, Hijo de consolación) Levita, natural de Cipro,
37 Como tuviese una heredad, la vendió, y trajo el precio, y púsolo á los pies de los apóstoles.
Hechos 4 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

Hechos 4:9-37 in Versión Biblia Libre

9 ¿Se nos está interrogando por un bien que se le hizo a un hombre que no podía hacer nada por sí mismo, y cómo fue sanado?
10 Si es así, todos ustedes deben saber, y todo el pueblo de Nazaret también, que fue en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que ustedes mataron en una cruz y a quien Dios levantó de los muertos. Es gracias a él que este hombre está en pie delante de ustedes, completamente sanado.
11 Él es la piedra que ustedes los constructores rechazaron, pero ha sido puesta como piedra angular.’
12 No hay salvación en ningún otro; no hay otro nombre debajo del cielo, dado a la humanidad, que pueda salvarnos.”
13 Cuando vieron la confianza de Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin instrucción, hombres comunes, se sorprendieron mucho. También reconocieron a los demás compañeros de Jesús.
14 Y como veían al hombre que había sido sanado justo ahí junto a ellos, no tuvieron nada que decir en respuesta a lo que había sucedido.
15 Entonces les dieron orden de esperar fuera del concilio mientras debatían el asunto entre ellos.
16 “¿Qué debemos hacer con estos hombres?” preguntaron. “No podemos negar que por medio de ellos ha ocurrido un milagro importante. Todos los que viven aquí en Jerusalén saben de ello.
17 Pero para evitar que se difunda mucho más entre la gente, debemos amenazarlos para que no vuelvan a hablarle a nadie en este nombre.”
18 Entonces los llamaron para que entraran nuevamente y les dieron orden de no volver a hablar o enseñar en el nombre de Jesús.
19 Pero Pedro y Juan respondieron: “Decidan ustedes si es correcto ante los ojos de Dios obedecerlos a ustedes antes que a él.
20 ¡No podemos dejar de hablar sobre lo que hemos visto y oído!”
21 Después de proferir más amenazas contra ellos, los dejaron ir. No pudieron resolver cómo podían castigarlos porque todos glorificaban a Dios por lo que había ocurrido.
22 Porque el hombre que había recibido este milagro tenía más de cuarenta años de edad.
23 Después de que los discípulos fueron liberados, fueron donde estaban otros creyentes y les contaron todo lo que los jefes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
24 Cuando estos oyeron lo que había sucedido, oraron juntos a Dios: “Señor, tú hiciste el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos.
25 Tú hablaste por medio del Espíritu Santo a través de David, nuestro padre y tu siervo, diciendo: ‘¿Por qué se enojaron los pueblos de otras naciones? ¿Por qué conspiran insensatamente contra mí?
26 Los reyes de la tierra se prepararon para la guerra; los gobernantes se unieron contra el Señor y contra su Escogido.’
27 “¡Ahora esto en verdad ha sucedido aquí, en esta misma ciudad! Tanto Herodes como Poncio Pilato, junto con los extranjeros y el pueblo de Israel, unidos todos contra el Santo, tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste como Mesías.
28 Ellos hicieron todo lo que tú ya habías decidido porque tú tuviste el poder y la voluntad para hacerlo.
29 “Ahora Señor: ¡mira todas sus amenazas contra nosotros! Ayuda a tus siervos a predicar tu palabra con valor.
30 Y que al ejercer tu poder para sanar, las señales y milagros sean hechos en el nombre de tu santo siervo Jesús.”
31 Cuando terminaron de orar, la edificación donde estaban reunidos tembló. Y todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo, y predicaban con valor la palabra de Dios.
32 Todos los creyentes tenían un mismo pensar y un mismo sentir. Ninguno de ellos consideraba nada como suyo sino que compartían todas las cosas unos con otros.
33 Los apóstoles daban su testimonio respecto a la resurrección del Señor Jesús con gran poder, y Dios los bendecía a todos en gran manera.
34 Y ninguno de ellos necesitaba nada porque los que tenían tierras o propiedades las vendieron.
35 Entonces tomaron las ganancias y las llevaron a los apóstoles para compartirlas con los que tenían necesidad.
36 José, al que los apóstoles llamaban Bernabé (que quiere decir “hijo de la consolación”), era un Levita, nativo de Chipre.
37 Este vendió un campo que era suyo. Luego trajo el dinero y lo presentó a los apóstoles.
Hechos 4 in Versión Biblia Libre