8 Pero Elimas, el mago (porque ese es el sentido de su nombre), se puso contra ellos, con el propósito de apartar al gobernante de la fe.
9 Pero Saulo, cuyo otro nombre es Pablo, lleno del Espíritu Santo, mirándole con dureza, dijo:
10 ¡Oh tú, que estás lleno de engaños y maldad, un hijo del diablo, que odia todo lo bueno, ¿por siempre estarás desviando a las personas de los caminos correctos del Señor?
11 Y ahora, mira, la mano del Señor está contra ti, y estarás ciego y no podrás ver el sol por un tiempo. Y de inmediato, una bruma oscura cayó sobre él; y buscó a alguien que lo llevara de la mano porque estaba ciego.
12 Entonces el gobernante, cuando vio lo que se hizo, creyó, maravillándose ante la enseñanza del Señor.
13 Entonces Pablo y los que estaban con él partieron en barco desde Pafos, y vinieron a Perge, en Panfilia; y allí Juan se apartó de ellos y regresó a Jerusalén.
14 Pero ellos, pasando por Perga, vinieron a Antioquía en Pisidia; y entraron en la sinagoga en sábado y se sentaron.
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los príncipes de la sinagoga enviaron a ellos, diciendo: Hermanos, si tienen una palabra de consuelo para la gente, hablen.
16 Entonces Pablo, levantándose y haciendo una señal con su mano, dijo: Varones de Israel, y ustedes que temen a Dios, escuchen.
17 El Dios de este pueblo Israel hizo la selección de nuestros padres, levantando a la gente de su condición baja cuando vivían en la tierra de Egipto, y con un brazo fuerte los sacó de ella.
18 Y por cerca de cuarenta años aguantó su conducta en el desierto.
19 Y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio la tierra por su heredad por alrededor de cuatrocientos cincuenta años.
20 Después de estas cosas, les dio jueces, hasta el tiempo del profeta Samuel.
21 Entonces, a petición de ellos, Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, un hombre de la familia de Benjamín, que fue su rey durante cuarenta años.
22 Más tarde Dios quitó de su puesto a Saúl, puso por rey a David, al cual dio testimonio, diciendo: Tomaré a David, hijo de Isaí, un hombre querido de mi corazón, que hará todo lo que me place.
23 De la simiente de este hombre, Dios le dio a Israel un Salvador, Jesús, al dar su palabra;
24 Por cuya venida Juan preparó el camino al predicar a todo el pueblo de Israel el bautismo de arrepentimiento.
25 Y cuando Juan estaba terminando su trabajo, dijo: ¿Quien piensan que soy? Yo no soy él; pero uno viene detrás de mí, cuyos zapatos no soy digno para desatar sus sandalias.
26 Hermanos míos, hijos de la familia de Abraham, y todos aquellos que tienen temor de Dios, a nosotros se ha enviado la palabra de esta salvación.