31 Y por varios días fue visto por los que habían venido con él desde Galilea a Jerusalén, quienes ahora son sus testigos delante del pueblo.
32 Y les damos las buenas noticias de la promesa, hecha a nuestros padres,
33 Que Dios ha cumplido a ellos, para nuestros hijos, al enviar a Jesús; como dice en el segundo Salmo, Tú eres mi Hijo; este día te he engendrado.
34 Dios ya había anunciado que lo resucitaría, para nunca más volver a la corrupción, él ha dicho estas palabras: Te daré las misericordias santas y ciertas de David.
35 Porque él dice en otro Salmo, no dejarás que tu Santo vea la corrupción.
36 Y David, habiendo hecho la obra de Dios para su generación, se durmió, y fue puesto con sus padres, y su cuerpo se descompuso.
37 Pero él, que fue levantado por Dios, no vio la corrupción.
38 Así que, les ruego, hermanos, que por este hombre se les anuncia el perdón de los pecados:
39 Y por medio de él todo el que cree queda libre de todas esas cosas, de las cuales la ley de Moisés no pudieron ser justificados.
40 Así que ten cuidado de que estas palabras de los profetas no se hagan realidad para ti;
41 Miren, ustedes que desprecian, asombrense y desaparezcan; porque haré una cosa en sus días a la cual no las creerían, incluso si alguien les contara.
42 Y cuando salieron, pidieron que se les dijera estas palabras otra vez en el siguiente sábado el día de reposo.
43 Cuando terminó la reunión, varios judíos y los gentiles temerosos de Dios que se habían convertido en judíos fueron tras Pablo y Bernabé, quienes hablándoles, les persuadieron qué importante era seguir en la gracia de Dios.
44 Y en el sábado siguiente, casi toda la ciudad se unió para escuchar la palabra de Dios.
45 Pero cuando los judíos vieron tanta gente, se llenaron de envidia y contradecían y blasfemaban en contra de la predicación de Pablo.