23 Entonces haciéndoles pasar, los hospedó. Y el día después, él fue con ellos, llevándose a algunos de los hermanos de Jope con él.
24 Y el día después de eso, vinieron a Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo reunido a sus parientes y amigos cercanos.
25 Y cuando Pedro entró, Cornelio se le acercó y, cayendo a sus pies, le dio culto.
26 Pero Pedro, levantándolo, le dijo: Levántate, porque yo soy un hombre como tú.
27 Y diciendo estas palabras, entró y vio que muchas personas se habían juntado;
28 Y él les dijo: Ustedes mismos saben que es ilegal que un hombre judío esté en compañía de alguien que es de otra nación; pero Dios me ha aclarado que ningún hombre puede ser considerado común o inmundo:
29 Y así fui sin preguntar, cuando fui enviado. ¿Cuál es tu propósito de hacerme venir?
30 Y Cornelio dijo: Hace cuatro días estuve en mi casa a esta hora estaba en ayunas, mientras oraba en mi casa en la hora novena; y vi delante de mí a un hombre con ropa resplandeciente,
31 que dijo: Cornelio, tu oración ha llegado a los oídos de Dios, y tus ofrendas se guardan en su memoria.
32 Envía, pues, a Jope, y haz que Simón, llamado Pedro, venga a ti; él vive en la casa de Simón, un trabajador de cuero, junto al mar.
33 Así que, de inmediato, envié por ti; y has hecho bien en venir. Y ahora, todos estamos presentes ante Dios, listos para prestar atención a todas las cosas que el Señor te ha dado para que digas.
34 Entonces Pedro dijo: En verdad, veo claramente que Dios no hace acepción de personas.
35 Pero en toda nación, el hombre que le teme y le hace justicia, le agrada.
36 La palabra que envió a los hijos de Israel, dando las buenas nuevas de paz por medio de Jesucristo (que es el Señor de todos).
37 Esa palabra que ustedes mismos conocen, que se hizo pública en toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo del que Juan predicó,
38 Acerca de Jesús de Nazaret, cómo Dios lo ungió con el Espíritu Santo, con poder; y cómo él procedió haciendo el bien y sanando a todos los que estaban atribulados por espíritus malignos, porque Dios estaba con él.