7 Hazme saber, ó tú á quien ama mi alma, dónde repastas, dónde haces tener majada al medio día: porque, ¿por qué había yo de estar como vagueando tras los rebaños de tus compañeros?
8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, sal, yéndote por las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto á las cabañas de los pastores.
9 A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía.
10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, tu cuello entre los collares.