8Denle al Señor la gloria que él merece; traigan una ofrenda y entre a sus atrios.
9Adórenlo en su maravillosa santidad; que toda la tierra tiemble ante su presencia.
10Díganle a las naciones, “¡El Señor está a cargo!” El mundo se mantiene unido firmemente, y no podrá ser despedazado. Él juzgará a todos justamente.
11¡Qué los cielos canten de alabanza! ¡Qué la tierra sea feliz, que el mar y todo cuanto existe griten de alabanza!
12Qué los campos y todo lo que en ellos está celebren; qué todos los árboles en el bosque canten de alegría.