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Versión Biblia Libre - Salmos - Salmos 119

Salmos 119:44-118

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44Seguiré viviendo tus enseñanzas por siempre y para siempre.
45Viviré en libertad, porque me he dedicado a obedecerte.
46Instruiré a los reyes sobre tus leyes, y no seré avergonzado.
47Soy muy feliz de tener tus enseñanzas y las amo con todas mis fuerzas.
48Elevo mis manos en oración, honrando tus mandamientos. Meditaré en tus enseñanzas con devoción.
49Recuerda la promesa que me has hecho, a mi, tu siervo. Tu promesa es mi única esperanza.
50¡En medio de mi miseria, solo me consuela tu promesa y me alienta a seguir!
51Los arrogantes se burlan de mi, pero yo no abandonaré tus enseñanzas.
52Medito en las instrucciones que nos diste hace mucho tiempo, Señor, y me proporcionan seguridad.
53Me enojo con los malvados porque ellos han rechazado tu ley.
54Tus enseñanzas son música a mis oídos en todo lugar donde habito.
55Por la noche pienso en quien tú eres, Señor, y hago tu voluntad.
56Porque vivo siguiendo tus principios.
57Señor, ¡tú eres mío! He prometido hacer tu voluntad.
58Mi ser entero anhela tu bendición. Por favor, sé bondadoso conmigo, como me lo has prometido.
59Al reflexionar sobre mi vida, vuelvo a decidir seguir tus enseñanzas.
60Me apresuro a cumplir tus mandamientos sin vacilar.
61Aún cuando los malvados traten de ponerme de su parte, no olvidaré tus enseñanzas.
62De noche despierto para agradecerte porque tu ley es buena.
63Me agradan los que te siguen, los que hacen tu voluntad.
64Señor, tú amas a todos los habitantes de la tierra, pero a mi muéstrame tu voluntad.
65Tú has sido muy bueno conmigo, Señor, tal como me lo has prometido.
66Ahora enséñame a hacer juicio con justicia y a tener discernimiento porque creo en tus enseñanzas.
67Antes estuve sufriendo, mientras vagaba lejos de ti, pero ahora hago tu voluntad.
68Como eres bueno, todo lo que haces es bueno. Enséñame, Señor, tus caminos.
69Los arrogantes difaman mi reputación con mentiras, pero yo sigo tus mandamientos con todo mi corazón.
70Ellos son fríos y e insensibles, pero yo amo tu ley.
71El sufrimiento por el que pasé fue bueno para mi, porque pude meditar en lo que has dicho.
72Tus enseñanzas son más valiosas para mi que el oro y la plata en abundancia.
73Tú me creaste y me hiciste como soy. Ayúdame a entender mejor tus mandamientos.
74Que los que te adoran se alegren al verme, porque he puesto mi confianza en tu palabra.
75Señor, yo sé que decides con rectitud. Tú me derribaste para ayudarme porque eres fiel.
76Te pido que tu amor y fidelidad me consuelen como me lo has prometido.
77Ten compasión de mi para que pueda vivir, porque amo tus enseñanzas.
78Derriba a los orgullosos que me han hecho daño con sus mentiras. Yo me dedicaré a meditar en tus enseñanzas.
79Permite que los que te siguen me busquen, aquellos que entienden tus leyes.
80Que en mi inocencia pueda seguir tus normas sin ser avergonzado.
81Me siento agotado de tanto esperar por tu salvación, pero mantengo mi esperanza en tu palabra.
82Mis ojos se esfuerzan por guardar tus promesas, y se preguntan cuándo vendrás a consolarme.
83Estoy arrugado como un odre arrugado por el humo. Pero no he olvidado cómo hacer tu voluntad.
84¿Hasta cuándo tengo que esperar para que castigues a mis perseguidores?
85Estas personas arrogantes han cavado huecos para hacerme caer. No conocen tu ley.
86Todos tus mandamientos son fieles. Ayúdame para mantenerme en pie ante estas personas que me persiguen con sus mentiras.
87Casi me han matado, pero no he dejado de hacer tu voluntad.
88Por tu amor incondicional, Señor, no me dejes morir, para poder seguir andando según las enseñanzas que me has dado.
89Señor, tu palabra permanece para siempre, y se mantiene firme en los cielos.
90Tu fidelidad se extiende por generaciones, y es tan permanente como la tierra que tú creaste.
91Tus juicios siguen vigentes —aun hasta hoy—porque todo sirve a tu voluntad.
92Si no fuera porque amo tus enseñanzas, mi sufrimiento me habría matado.
93Nunca olvidaré tus instrucciones, porque a través de ellas me das vida.
94Soy tuyo, Señor. ¡Sálvame! Sabes que con devoción sigo tus principios.
95Aunque los malvados están esperando para tomarme por sorpresa y matarme, mantendré mi pensamiento enfocado en tus enseñanzas.
96Reconozco que la perfección humana tiene límites, pero tus leyes no tienen límites.
97¡Cuánto amo tu ley! En ella medito de día y de noche.
98Tus mandamientos me han hecho más sabio que mis enemigos, porque siempre estoy pensando en tus instrucciones.
99De hecho, he adquirido mayor entendimiento que todos mis maestros, porque dedico mi tiempo a meditar en tus enseñanzas.
100Hasta mi entendimiento supera al de los ancianos, porque sigo tus caminos.
101Evito hacer cualquier cosa que conduzca al mal, porque quiero seguir fiel a tu palabra.
102Nunca he rechazado tus enseñanzas porque tu mismo me has enseñado lo que debo hacer.
103Tus palabras son dulces para mi. Más dulces que la miel en mi boca.
104Mi entendimiento aumenta al escuchar tu palabra. Por ello aborrezco los caminos del engaño.
105Tu palabra es una lámpara que me muestra por dónde caminar. Y es una luz en mi camino.
106¡He hecho una promesa, y la mantendré! ¡Seguiré tus principios porque son rectos!
107¡Señor, mira cuánto estoy sufriendo! Por favor, déjame vivir, tal como me lo has prometido.
108Por favor, Señor, acepta mi ofrenda de adoración que te traigo de todo corazón. Enséñame tus principios.
109Mi vida siempre está en peligro, pero nunca me olvidaré de tu ley.
110Los malvados me han tendido trampas, pero no me alejaré de tus mandamientos.
111Siempre me aferraré a tus enseñanzas porque tu palabra me llena de felicidad.
112He decidido seguir tus enseñanzas hasta el final.
113Aborrezco a los hipócritas pero amo tu ley.
114Tú me mantienes a salvo y me defiendes. Tu palabra alimenta mi esperanza.
115Déjenme en paz, hombres malvados. Déjenme seguir los mandamientos de mi Dios.
116Sé mi sostén, Señor, como me lo has prometido, para poder seguir viviendo. No dejes que mi esperanza se convierta en desánimo.
117Sé mi consuelo, para ser salvo y seguir atendiendo tus enseñanzas.
118Tú aborreces a los que no te obedecen. Ellos se engañan a sí mismos con una vida de mentiras.

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