3Haz esto, hijo mío, y libérate, porque has venido al poder de tu prójimo; dirígete inmediatamente a tu vecino y pídele que lo libere de tu deuda.
4No duermas tus ojos ni descansen tus párpados;
5Libérate, como las gacelas de la mano del arquero, y el pájaro del que le pone una red.