8Los hombres escarnecedores enlazan la ciudad: mas los sabios apartan la ira.
9Si el hombre sabio contendiere con el necio, que se enoje ó que se ría, no tendrá reposo.
10Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto: mas los rectos buscan su contentamiento.
11El necio da suelta á todo su espíritu; mas el sabio al fin le sosiega.
12Del señor que escucha la palabra mentirosa, todos sus ministros son impíos.