27El hombre respondió: “Ya les dije. ¿Acaso no estaban escuchando? ¿Por qué quieren escucharlo de nuevo? ¿Acaso quieren convertirse en sus discípulos también?”
28Entonces ellos lo insultaron y le dijeron: “Tú eres discípulo de ese hombre.
29Nosotros somos discípulos de Moisés’. Sabemos que Dios le habló a Moisés, pero en lo que respecta a esta persona, ni siquiera sabemos de dónde viene.”
30El hombre respondió: “¡Es algo increíble! Ustedes no saben de dónde viene pero él abrió mis ojos.
31Nosotros sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí escucha a todo el que lo adora y hace su voluntad.
32Nunca antes en toda la historia se ha escuchado de un hombre que haya nacido ciego y haya sido sanado.
33Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada.”
34“Tú naciste siendo completamente pecador, y sin embargo estás tratando de enseñarnos,” respondieron ellos. Y lo expulsaron de lo sinagoga.
35Cuando Jesús escuchó que lo habían expulsado, encontró al hombre y le preguntó: “¿Crees en el Hijo del hombre?”
36El hombre respondió: “Dime quién es, para creer en él.”
37“Ya lo has visto. ¡Es el que habla contigo ahora!” le dijo Jesús.
38“¡Creo en ti, Señor!” dijo él, y se arrodilló para adorar a Jesús.
39Entonces Jesús le dijo: “He venido al mundo para traer juicio, a fin de que aquellos que son ciegos puedan ver, y aquellos que ven se vuelvan ciegos.
40Algunos Fariseos que estaban allí con Jesús le preguntaron: “Nosotros no somos ciegos también, ¿o sí?”
41Jesús respondió: “Si ustedes estuvieran ciegos, no serían culpables. Pero ahora que dicen que ven, mantienen su culpa.”