10Y esto continuó por dos años, de modo que todos los que vivían en Asia tenían conocimiento de la palabra del Señor, griegos y judíos.
11Y Dios hizo milagros extraordinarios por medio de Pablo:
12De modo que se llevaron vestimentas y vestidos de su cuerpo a personas que estaban enfermas, y sus enfermedades se iban de ellos y los espíritus malos salían.
13Pero algunos de los judíos que iban de un lugar a otro expulsando a los espíritus malignos, se valieron de sí mismos para hacer uso del nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malignos, diciendo: Te doy órdenes, por Jesús, a quien Pablo está predicando.
14Y había siete hijos de un hombre llamado Esceva, un judío y un sacerdote principal, que hicieron esto.
15Y respondiendo el espíritu malo, les dijo: Yo tengo conocimiento de Jesús, y de Pablo, pero ¿quién eres tú?
16Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos, era más fuerte que ellos dos, y los venció, y salieron corriendo de aquella casa, heridos y sin sus ropas.
17Y esto llegó a oídos de todos aquellos, judíos y griegos, que vivían en Efeso; y el temor vino sobre todos ellos, y el nombre del Señor Jesús se hizo grande.
18Y algunos de los que tenían fe vinieron e hicieron una declaración pública de sus pecados y de todos sus actos.
19Y un gran número de aquellos que eran expertos en la magia tomaron sus libros y los pusieron en el fuego delante de todos: y cuando los libros fueron valorados, llegaron a cincuenta mil pedazos de plata.
20Así que la palabra del Señor se incrementó en gran manera y demostrando su poder.
21Una vez que estas cosas terminaron, Pablo tomó la decisión guiado por el espíritu Santo de que cuando atravesara Macedonia y Acaya iría a Jerusalén, y le dijo: Después de haber estado allí, deseo ver Roma.
22Y habiendo enviado dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, a Macedonia, él mismo siguió viviendo en Asia por un tiempo.
23Y en ese momento se produjo una gran protesta acerca del Nuevo Camino.