26“Hermanos míos, hijos de Abrahán y todos ustedes que reverencian a Dios: ¡Este mensaje de salvación ha sido enviado a nosotros!
27La gente que vivía en Jerusalén y sus líderes no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras que los profetas habían dicho y que leen cada sábado. ¡De hecho, ellos mismos cumplieron las palabras proféticas al condenarlo!
28Aunque no pudieron encontrar ninguna prueba para sentenciarlo, pidieron a Pilato que lo mandara a matar.