7Prometanme, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, que no muevan ni levanten a mi amor hasta que quiera.
8¡La voz de mi ser amado! Mira, él viene saltando en las montañas, brincando sobre las colinas.
9Mi ser querido es como un venado; Mira, él está al otro lado de nuestra pared, está mirando hacia las ventanas, dejándose ver a través de los enrejados.
10Mi amado me dijo: Levántate, amor mío, y ven conmigo.